Todas las entidades de certificación han desarrollado una metodología para garantizar que las empresas están empleando prácticas eficaces para la gestión de los riesgos derivados del COVID-19.

Este certificado supone para la empresa el respaldo ante sus usuarios, empleados y clientes de que los protocolos que han creado implican prácticas eficaces para la gestión de los riesgos derivados del COVID-19, con un completo registro de campos como salud y seguridad laboral, limpieza, formación, gestión de residuos, etc.

Se trata de acreditar que las empresas cumplen con rigor su diligencia debida para minimizar el riesgo de contagio. Esta certificación impulsa la confianza entre todos los colectivos; un aspecto clave para la recuperación económica y social de los efectos de la crisis del coronavirus. Las instalaciones y servicios que se sometan a esta auditoría, por un lado, tendrán la seguridad de estar aplicando protocolos adecuados y, por otro, demostrarán ante clientes, empleados y público en general su compromiso para evitar la propagación del COVID-19.

Esta es la certificación que en un espacio menor de tiempo ha tenido una demanda más potente. Desde el día en que todas las entidades de acreditación empezaron a publicarla, han sido miles las empresas que se han interesado en ella.

Es muy probable y posible que en un futuro cercano sea un requisito a cumplir para poder comercializar, con el fin de dar garantías de seguridad acreditando el cumplimiento de protocolos de bioseguridad.