Con una llamada de teléfono o un simple correo de tu cliente, empieza el problema.
Solicita sin preámbulos, que certifiques la empresa en IFS Food. Tú le expones que tienes en vigor el registro sanitario y que Sanidad te inspecciona cada año, pero tu cliente sigue sin aceptarlo, quiere la IFS Food.
Así empieza la espiral de cambio, de lucha y conflictos internos que terminará en un aumento de nivel de toda tu organización. Pero ¿por qué me lo exige?
Hoy en día, el riesgo sanitario en el sector alimentario es latente, y ello unido al afán alarmista de algunos medios de comunicación, el cóctel puede ser explosivo. Recientemente hemos tenido el caso de Magrudis, entidad supervisada por Sanidad y, a pesar de ello, su gestión era nefasta, de ahí que tu cliente no acepte un simple registro o inspección sanitaria, exige más. Y exige más porque es consciente de que trabaja en una cadena alimentaria y que un error de un proveedor puede provocarle miles de euros en pérdidas y la merma de confianza por parte del consumidor, por ello debe obtener garantías.
IFS Food ofrece esas garantías, pero a un alto coste, veamos:
– Responsable de Seguridad Alimentaria con una dedicación mínima parcial.
– Mejora de infraestructuras. Sustitución y/o actualización de equipos, reparaciones en la instalación, etc.
– Formación a todo el personal.
– Coste de auditorías. El proceso de auditoria se repite todos los años, y no es barato. Además es altamente probable que sin una implicación del 100% no sea finalizado con éxito, lo cual implica vuelta a empezar.
Llegados a este punto, existe otra vía que quizás tu cliente si acepte: IFS Global Markets. A diferencia de IFS Food, esta norma está pensada para dar acceso a empresas que demanden un mayor plazo de asimilación de conceptos y de coste, ofreciendo la posibilidad de aumentar el nivel año tras año hasta lograr en un plazo de tres años el objetivo final: IFS Food.
IFS Global Markets, te permitirá, por un lado, ofrecerle a tu cliente la seguridad que necesita desde el primer momento y, por otro lado, tener un periodo de tres años para planificarte en función de tus necesidades.